Los zapatos de taco alto son un “must have” del armario femenino. Todas las mujeres tenemos nuestro zapato preferido, nuestro “fetiche”, con el que nos sentimos más lindas y seguras, ese que nos hace felices, con el que pisamos fuerte. Probablemente no lo uses todos los días si tu diaria es más informal, quizás los tengas reservados para salidas nocturnas, o eventos más power. Pero de lo que seguro no caben dudas es que, cuando te los pones, te sentis empoderadísima. Y aunque hoy resulte natural poder elegir y tener el zapato que más nos guste, quiero contarte que no siempre fue así.
En el siglo XVIII la colonia puritana de Massachusetts decretaba lo siguiente: "Toda mujer, ya se trate de vírgenes, solteras o viudas, que tras darse a conocer esta Ley seduzca o engañe con fines matrimoniales a cualquier súbdito masculino de Su Majestad mediante el uso de tacos altos, quedará sujeta a los mismos castigos que las culpables de brujería". Es decir: la ejecución. Un montón.
Ponerse unos tacos, algo que hoy nos parece súper común, en aquellos años, evidentemente, era visto como un elemento de seducción, engaño y empoderamiento femenino. Y claro que, de ninguna manera, ninguna excusa podría justificar jamás semejante condena. ¿Pero qué podría sorprendernos a esta altuta del partido? Claro que nada.
Sigamos.
En la época de los egipcios, tanto hombres como mujeres, usaban un poco de plataforma. Aunque es fácil adivinar que el calor de la arena, los obligaba a proteger sus pies. Otros, sin embargo coinciden en que, los usaban como símbolo de superioridad.
Luego, en la Grecia Antigua, unos zapatos con plataforma muy muy alta, que se llamaban “kothorni”, eran utilizados por los actores durante las obras de teatro. A mayor altura de la plataforma, mayor relevancia tenía el personaje en la obra.
Avanzando un poco más en la historia, en la edad media, los llamados "pattens" que fueron usados por hombres y mujeres para mantener sus ropas y calzado costoso lejos de la suciedad del suelo.
También hay datos que se empezaron a utilizar zapatos con un poco de taco para cabalgar porque, de esta manera, se podían fijar en los estribos, y ganar mayor estabilidad. Se encontraron datos sobre estos recursos en los dibujos de Leonardo Da Vinci. Esto quiere decir, que su origen tiene más que ver con una cuestión de practicidad que de estética.
Pero no fue hasta el renacimiento con motivo de la boda de Enrique II de Francia y Catalina de Médici, cuando se usaron con una finalidad estética por primera vez. Catalina, quien tenía fascinación por la moda, y sus orígenes la convertían en una personalidad destacada de la época, había visto en Venezia un extravagante calzado que usaban las cortesanas que se llamaban “chopines”. Entonces, encargó un par similar para celebrar su matrimonio. A partir de este momento, los zapatos altos se hicieron populares entre las mujeres como un elemento de moda más.
El Rey Sol también optó por este tipo de calzado ya que no era una persona alta, y se sentía beneficiado con un par de centímetros de más. Por su parte, su amante, Madame de Pompadour , también los incorporó en su vestimenta, incluso, llegando a crear una línea personal.
Aunque se dice que Maria Antonieta fue la última en usar zapatos de taco en la Francia de aquella época. El día que fue condenada a muerte, lo hizo con unos tacos de 5 centímetros. Con la abolición de La Monarquía, también fueron prohibidos los zapatos altos fueron por asociarlos con sus lujos, costumbres, y extravagancias.
No fue hasta el siglo XIX cuando nuevamente lograron pisar fuerte. Nuevamente, fueron las cortesanas quienes lograron introducirlos como parte de atuendos eróticos. Y, poco a poco, fueron ganando popularidad en el resto de la comunidad femenina.
En los años 50, después de la segunda guerra mundial, Roger Vivier considerado “el padrino del stiletto” saltó a la fama luego de presentar sus creaciones junto a la colección de Christian Dior. Paralelamente en Italia, Salvatore Ferragamo quien se destacaba por su increíble trayectoria como zapatero de las personalidades más distinguidas, creó una línea de zapatos con 10 centímetros de taco de una estabilidad predominante, revolucionando para siempre el mundo del calzado hasta nuestros días.
En la actualidad, hay muchas mujeres que sienten debilidad por los zapatos, y no sólo por los de taco alto, sino por todo el abanico de creaciones, en todas sus variedades, colores y texturas: mocasines, ballerinas, suecos, botas, mules y sandalias. Observando en profundidad este fenómeno, y analizando sus causas, quizás podamos comprender que los zapatos tienen una llegada más amplia en lo que respecta a la moda, que los vestidos u otras prendas que, lamentablemente, no son aptas para todos los cuerpos.
¿No creen, entonces, que los zapatos democratizan la moda? Que son el objeto al que todos y todas podemos aspirar más allá de nuestras formas. Aunque habrá algunos que nos beneficien más que otros, siempre vamos a poder tener unos zapatos que nos encanten y que sean lo último en tendencia. Siempre habrá un zapato para cada mujer y, como dijo Cocó Chanel: “Una mujer con un buen par de zapatos nunca será fea”.
¡Larga vida a los tacones!